jueves, 27 de abril de 2017

De la elección a la televisión



DE LA ELECCIÓN A LA TELEVISIÓN

¿Qué nos dicen las actuales preferencias de la elección del EdoMex respecto de los resultados de la programación de la televisión abierta en México?

 Daniel Lares Muñoz


A simple lectura podría parecer un ejercicio ocioso. Sin embargo, si atendemos a la sustitución equiparable de las variables de cada sector (el político y la televisión) es posible obtener información que nos permita entender (acaso atender) lo que la audiencia está demandando ante la caída de los encendidos y la reconfiguración de la industria que tiene en la fragmentación y la multiplataforma entre sus mayores retos.

La encuesta publicada hoy jueves 27 de abril por El Universal se presenta como una premisa idónea considerando que coincide en lo general con la de medios como Reforma, Sin Embargo o SDP, añadiendo que aunque las encuestas no gozan su momento de mayor prestigio, es cierto que siguen siendo una herramienta de primera referencia tanto como los ratings de la televisión que han sido tan cuestionados como las primeras, pero que son EL parámetro.


EQUIPARANDO VARIABLES: QUIÉN ES QUIÉN

Elección
Televisión (abierta)
PRI (alianza PVEM y Nueva Alianza)
Televisa
PAN, PRD, PT
TV Azteca / Imagen TV
Morena
¿?

El PRI: la tradición y Televisa
Porqué la alianza encabezada por el Partido Revolucionario Institucional que representa la variable cualitativa de la tradición, la cansina reiteración a lo de siempre y el oponente a vencer (tras más de 80 años de retener el poder) sigue teniendo un nada despreciable margen del 23 por ciento de preferenias aún y con el documentado desastre en seguridad pública estatal y en corrupción, particularmente en el contexto federal. 

Una respuesta proviene de esos targets duros que no votan por un candidato o la calidad de la propuesta de éste sino por un partido (con una vieja y eficaz estructura electoral) y los beneficios inmediatos, tangibles o intangibles, que obtienen del mismo. 

El PAN, PRD ¿Alternativa real?: Azteca e Imagen
En el caso del PAN que no levanta según los números disponibles, lleva la representación en la imagen de Josefina Vázquez Mota, una inexpresiva ex funcionaria federal en los sexenios de su partido en Los Pinos y ex candidata a la presidencia que frustró su triunfó en buena parte por representar la decepción pública por un cambio no logrado y mimetizarse con el sistema (representado por el PRI) al que debía combatir, vencer y sobreponerse. Hoy por eso se leen en la prensa y redes conceptos como “partidocracia”, “PRIAN”, “PRIANRD”, que incluye al PRD y demás partidos satélites.

Morena y la capitalización del descontento
Apuntalado por el innegable capital político de Andrés Manuel López Obrador, quien ha señalado recientemente a El Universal de servir a intereses contrarios a los que él representa, el partido Movimiento de Regeneración Nacional ha capitalizado a través de Delfina Gómez, el descontento por los referentes que representan esa tradición.

Desde mi punto de vista si contaran con un candidato más sólido en este momento no tendrían 24 puntos sino una ventaja mayor. No obstante, Delfina ostenta un perfil biográfico potencial de una premisa para un buen dramatizado actual. Fama de outsider, hija de albañil, producto de la cultura del esfuerzo que se confronta con un decadente establishment (el infructuoso mexican dream) y con un look que nunca admitirían ni las telenovelas ni las castineras de los comerciales para las marcas importantes, lo que la asemeja ( y empata) al grueso del universo meta.


“Óyelo, puerta, escúchalo tú, ventana”
Equiparando con la programación televisiva, qué mejor ejemplo que la parrilla vespertina del canal principal de México: La Rosa de Guadalupe, Enamorándome de Ramón y Mi Adorable Maldición, promedian mayores niveles de sintonía (HR Rating) que las telenovelas del prime time de su propio canal, Las Estrellas. No se requiere de muchos recursos para deducir que El Bienamado o La doble vida de Estela Carrillo (8 y 9 pm) implican mayor presupuesto que las antes mencionadas y aunque muy soft todavía, sí tienen un tratamiento diferente de las primeras; es decir, más “alternativo” dentro de su contexto aunque insuficientes para ostentarse como tal. En San Ángel deben saberlo.


¿Pues no que el público reclama mejores y diferentes producciones?

La rosa…, es un serial dramatizado que representa un catálogo de clichés ufano de su austeridad cutre. De los más de 20 puntos de rating que registraba hace sólo una década, hoy apenas alcanza los primeros dos dígitos de audiencia, suficientes para seguir siendo líder de su franja a pesar del declive. Mi adorable… y Enamorándome… son telenovelas mejor elaboradas que la primera pero que no representan nada nuevo con respecto a lo que se supone tanto se le critica a la fórmula Televisa

La diferencia no es “política ficción”
Si consideramos todas las variables no sólo cuantitativas sino cualitativas (emocional, de percepción, contexto social y mediático), la base que sostiene ese rating es la de ese 23 por ciento del PRI en esta encuesta del Estado de México. Una base, en el caso de la televisión, anclada en el beneficio de bienes intangibles como la tradición, el hábito, la accesibilidad y gratuidad del contenido y su familiaridad. Audiencias que el internet todavía no cubre. ¿Hay contra-oferta en las otras televisoras de frecuencia abierta con fuerza suficiente para desbancarla? Evidentemente no.

Las otras televisoras han preferido programación “rentable” pero que no genera ningún diferenciador de la primera y por lo tanto tendrán que seguir conformándose con los otros escalones del podio mientras no se atrevan a hacerlo distinto. En el mejor de los casos esta contraprogramación sólo resta rating al primer referente pero jamás les dará el liderazgo ni en audiencia ni en influencia.

La audiencia tradicional de las tres producciones mencionadas no tiene ni en los canales de TV Azteca ni en Imagen TV los incentivos suficientes para animarse a emprender el cambio y, por otra parte, los targets críticos y nómadas seguirán percibiendo en su microcosmos en las redes que los competidores de Televisa son más de lo mismo. O sea, lo que el PAN y el PRD de ahora, acelerando la depreciación del valor de la frecuencia abierta. Con otro factor añadido, la partidocracia no enfrenta directamente el embate de "oferta" extranjera al contrario de la televisión actual a través de las nuevas plataformas.



Otro indicador se puede extraer del por qué a Imagen TV le ha estado yendo mejor programando al aire las súper producciones bíblicas de importación que con sus lanzamientos originales. Dicho contenido que ya no programa Televisa y que evoca a los viejos maratones de Semana Santa del canal 5, apuntan a la tradición, a profundos lazos teológico-emocional-morales y, no menos importante, a la incuestionable calidad de esos títulos (superior a la oferta mexicana ordinaria), lo que puede explicar el fenómeno. ¿Lo están leyendo adecuadamente en los pisos ejecutivos?

Morena, imperfecto, bien o mal, está asumiendo en lo político la estafeta del diferenciador, de la contra oferta. Ya le tocará su oportunidad para demostrar si realmente lo es o resulta en otro partido más de relumbrón como en su momento  resultó para la audiencia TV Azteca en la televisión abierta, antes de la nueva administración.

No descartaría a Televisa, a diferencia del PRI en el plano inmediato político, como el agente que reconstituyéndose pudiera reconquistar su liderazgo e incluso el de nuevas audiencias asumiéndo ella misma la diferenciación. Le será más difícil que sus competidores porque tendrá que sobreponerse precisamente a su propia tradición, aquella de la que hoy se aferra para no acentuar su declive en audiencias. Una medida que le servirá hoy pero no en el futuro próximo. Requerirá de decisiones audaces y coherentes, que hasta ahora sólo se le han visto acaso en su nuevo directorio pero aún no en la pantalla.


Mientras tanto, ¿quién en la televisión se atreverá a ser esa DIFERENCIA? Enorme oportunidad para quien lo haga.