viernes, 29 de diciembre de 2017

LA TV MILLENIAL Y EL OTRO 19-S, LECCIONES DEL 2017



LA TV MILLENIAL Y EL OTRO 19 DE SEPTIEMBRE, LECCIONES DEL 2017

Daniel Lares Muñoz


La televisión ya no es la misma; el mundo, tampoco. Un suceso como el sismo del pasado 19 de septiembre nos lo ha vuelto a recordar fatídicamente en la segunda mitad del año. Esto que para muchos es una obviedad, resulta una de las mayores taras de la televisión mexicana que no acierta a responder con eficacia para superar la crisis que enfrenta actualmente, sobre todo en lo que se refiere a noticieros y a la ficción dramática.

LINK: https://tvandshow.com/2017/12/30/la-tv-millenial-y-el-otro-19-de-septiembre-lecciones-del-2017/



¿ESPECTÁCULOS EN SERIO?

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Mindhunter y los hijos de la sociedad actual



“Mindhunter” y los hijos de la sociedad actual

Daniel Lares Muñoz


"La serie acierta con sus dardos: los “asesinos seriales” (término acuñado a partir de esta investigación) son producto de un núcleo familiar, de un universo inmediato y de un contexto social determinado que incide en la formación del carácter, del pensamiento y de la conducta de un ser humano. O sea, sin eximir al individuo de su responsabilidad y su capacidad de “elección”, la sociedad es también responsable de ellos".

VER ARTÍCULO COMPLETO:



¿Espectáculos en serio?


La extraña fantasia de 'Stranger Things 2'



LA EXTRAÑA FANTASÍA DE 'STRANGER THINGS 2'

Daniel Lares Muñoz

"¿De qué trata la serie estrella de Netflix? En la primera lectura, sobre cómo los habitantes de un pequeño poblado estadounidense son acechados por seres extraños y los experimentos de un laboratorio secreto gubernamental que les roba la tranquilidad. En una lectura mayor, esencialmente habla sobre la fraternidad de un grupo de púberes amigos en una época en particular, la década de los ochenta del siglo XX. En éste último detalle descansa la clave de su éxito".


VER ARTÍCULO COMPLETO:
https://tvandshow.com/2017/11/17/la-extrana-fantasia-de-stranger-things-2/




¿Espectáculos en serio?

viernes, 27 de octubre de 2017

Papá a toda madre / ¡Muy padres!: ¿La cumbre de la crisis?













¿VS?












PAPÁ A TODA MADRE Y ¡MUY PADRES!: ¿LA CUMBRE DE LA CRISIS?

Dos remakes, misma historia, mismo horario... nada nuevo

Daniel Lares Muñoz


Anticipándonos a los sucesos que se darían a conocer después en la televisión, esta editorial fue publicada en TV & Show el 25 de octubre de 2017.
https://tvandshow.com/2017/10/25/papa-a-toda-madre-y-muy-padres-la-cumbre-de-la-crisis/


@dan_lares




¿Espectáculos en serio?


domingo, 22 de octubre de 2017

Lo narco de "Narcos"



LO NARCO DE "NARCOS"

Daniel Lares Muñoz

La tercera temporada es mejor que las anteriores. ¿Qué hace adictiva a la serie de Netflix?

Publicado en: TV & Show
https://tvandshow.com/2017/10/22/lo-narco-de-narcos/



¿Espectáculos en serio?

Las Malcriadas no quieren ganar



LAS MALCRIADAS NO QUIEREN GANAR

Daniel Lares Muñoz

"Las televisoras mexicanas de hoy son como los viejos cines unisala de principios de los noventa que pretendían aferrarse a su cuota de mercado con el mismo servicio y títulos en cartelera como Juana la cubanaCambiando el destino y La risa en vacaciones frente a la sofisticación del cine extranjero y la ineludible llegada del formato multi-sala (y los megaplex), la televisión por cable y la consolidación de los formatos de video en casa".

Publicado en: TV & Show:
https://tvandshow.com/2017/10/14/las-malcriadas-no-quieren-ganar/

También disponible en: La Hora de la Novela
http://lahoradelanovela.com/2017/10/18/las-malcriadas-critica-decepcion/



¿Espectáculos en serio?

Caer en (la misma) tentación


CAER EN (LA MISMA) TENTACIÓN


Daniel Lares Muñoz

Crítica del estreno de la telenovela mexicana "Caer en Tentación" de Televisa.

Link: Publicación en TV & Show

También publicada en La Hora de la Novela
http://lahoradelanovela.com/2017/10/10/caer-en-tentacion-critica-inicios/



¿Espectáculos en serio?

martes, 5 de septiembre de 2017

Las nuevas señales del corazón (de la telenovela)



LAS NUEVAS SEÑALES DEL CORAZÓN

Lecciones mexicanas desde el contraste colombiano de La Ley del Corazón

Daniel Lares Muñoz


En medio de un panorama de incertidumbre para la telenovela latinoamericana, es Colombia el país que parece enviar señales sobre el rumbo promisorio de para dónde conducen las impredecibles corrientes del océano de la ficción televisiva en Latinoamérica.

Radio Cadena Nacional (RCN Televisión) lo logra con su producción La Ley del Corazón, un original (¡gracias!) creado en 2010 y afortunadamente retomado de manera póstuma tras el lamentable fallecimiento en 2012 de su autora Mónica Agudelo a quien gratamente recordamos por sus aportaciones en Señora Isabel (1993) junto con Bernardo Romero (original de Mirada de Mujer), Hombres (1997) y La Hija del Mariachi (2006), entre otras creaciones. La historia es desarrollada por Felipe Agudelo, Ricardo Sarmiento y Natalia Santa.

Propongo una radiografía a partir de esta producción para que no se diga que la crítica siempre se regodea en el pesimismo ya que, contrario a lo que persiste en las pantallas mexicanas, éste título nos ofrece aires alentadores de los que precisamos tomar notas.


El punto de partida: abrazar el contexto
En primera instancia parte de un argumento atractivo ricamente influenciado por series norteamericanas como Ally McBeal, The Practice, E.R. y las telenovelas de facto de Shonda Rhimes como Grey’s Anathomy. Un grupo de abogados, del buffet Cabal-Ortega-Domínguez y Asociados, lidian con los problemas de sus clientes al tiempo que se confrontan con los propios.

¿Dónde está la novedad? En la sólida construcción de conflictos, en la rica biografía de personajes, en una dialogación realista y verosímil que junto con el atinado cast, apuestan por la organicidad de la interpretación sazonada de una esmerada atención (y creación) al detalle escénico así como de una autopista dramatúrgica de varios carriles.

Una dramaturgia que se adapta y reinventa
No podemos pasar por alto un detalle esencial en este proyecto: sí es detectable una relectura moderna del melodrama, piedra angular de la telenovela, reforzado con una amalgama de diversos géneros.

La pareja central que lleva el melodrama, Pablo y Julia, rueda en una mesa de pinball de varios niveles dispuesta estratégicamente para que se desplace con dinamismo entre historias que tienen su propio ciclo dramático en cada capítulo, lo que no sólo delata la influencia del serial anglosajón sino que da a luz a una hibridación orgánica y efectiva. Atención aquí, no omite el paradigma tradicional, se abre a renovarlo desde éste en contraposición de los pretenciosos y timoratos intentos que hemos atestiguado en la pantalla mexicana.


Atender al fondo para servir a la forma
La decisión de enfocar la especialidad del buffet en casos en derecho familiar y penal no sólo obedece a una necesaria delimitación narrativa sino que revela la ambición dramatúrgica del discurso central de la historia: indagar sobre los diferentes juicios sobre el matrimonio, el corazón de la historia. Adiós al anacrónico “y vivieron felices para siempre”.

La vida no se propone en un solo color porque aquí el melodrama es un prisma mutable y multicolor que permite convivir a los personajes y sus conflictos en un ecosistema horizontal más que en un rígido y rudimentario mecanismo vertical.

Las acciones de unos impactan en las de otros, por eso todos los personajes, del reparto fijo e invitados, brillan. La disposición serial lo permite y el melodrama telenovelero matiza responsable y propositivamente frente a la audiencia de la TV abierta: hay salidas ante las debacles domésticas. Incentivos para enganchar a las audiencias de hoy.


¿Preferible proponer la aspiración de convertirse en uno de estos profesionistas y la esperanza en un marco jurídico perfectible o la ponderación de narco-héroes?

Es posible adoptar la partición del arco dramático tradicional en temporadas, como el serial anglosajón, pero sin el impulso snob de la imitación por moda. Que conste que la primera temporada ostenta 131 episodios. Entonces ¿en qué se apoya el “diagnóstico” de algunos productores mexicanos de que el problema de la telenovela es causado por su extensión? Atención al fondo antes que a la forma. Y es que “el diablo está en los detalles”: La Ley del Corazón, se vende como telenovela pero opera como serie, sin ruido.

Habrá que ver su recepción en otras plataformas, lo que sí podemos advertir es que precisamente esta propuesta serial estructurada en bloques es compatible con el consumo personalizado de los usuarios de las OTT, a diferencia del monolito bidimensional de la telenovela tradicional.



Casting de ACTORES
El casting ha sido conformado con profesionalismo privilegiando de manera notable la capacidad histriónica. Tanto sus protagonistas centrales (gran química), Luciano D’Alessandro y Laura Londoño, como su reparto coral base y actores invitados, respiran, vibran y sienten; son atractivos sin dejar de representar al latino promedio, aspiracionales pero terrenales, logrando un rango poco común dentro del género.

Aquí hay altos, bajos, medios, rubios, morenos claros y morochos con rasgos étnicos. Hay vida y sustitución dramática efectiva en los roles frente a la audiencia. En contraste, los actores con estos perfiles físicos en México no hubieran merecido más que los personajes de reparto de siempre en una producción regular o condenados a la ufanidad cutre de algún unitario vespertino. Verbigracia la entrañable Carmencita, la gran Judy Henríquez; los personajes de soporte no son ornamento. Aquí se exuda talento.


Una producción que no parece ser: es
Si se analiza con detalle el modelo de producción, como la dramaturgia, no se distancia del estándar tradicional: la combinación de interiores de foro (como pivote) y las locaciones pero con novedades de clara evolución.

La construcción y ambientación de los sets, particularmente  el del buffet de abogados, no están dispuestos para parecer lo que deben ser, lo son y armonizan con los exteriores. Los colombianos por proposición o limitación, fueron de los primeros por apostar más a la locación en la telenovela con un énfasis narrativo, más que sólo en lo estético.

La dirección de escena obliga a la cámara a recorrer sets habilitados en 360 grados para seguir a los personajes y materializar esa narrativa horizontal, que referíamos con anterioridad, enriquecida con segundos y terceros planos de gran esmero creativo, otra herencia del serial anglosajón. Las cámaras fijas están ahí para cuando hay que intimar con las reacciones delicadas de los personajes.

Ayuda la iluminación cinematográfica de capas a diferencia de la homogénea que persiste en varias producciones mexicanas como si estuvieran empleando la antigua Definición Estándar que sobre-expone el acartonamiento de sus valores de producción. Aclaremos algo, no es Mad men (ni puede serlo), pero el 4K luce dignamente en esta producción.


Un contexto que germina
El proyecto en cuestión no es perfecto. A ratos vacila al tener que hacer funambulismo entre su aspiración a la sofisticación y la ineludible demanda mainstream por empatizar con lo ‘popular’ de su mercado local, síntomas de la transición de la época.

Conforme avanzan sus capítulos (a la fecha he visionado 50) es notorio un afán tentador por recurrir a los clichés del género y ciertas argucias de edición para evitar el desplome del ritmo así como la evasión por profundizar en ciertos temas sociales: quizá por razones comerciales de exportación o por criterios de índole político, una de las grandes taras de la televisión de la región.

Sin embargo, hay que hacer constar que son los colombianos los que, agotados de la narco-novela, sí han estado probándose con títulos con mood indie como Anónima (2015) y recientemente No olvidarás  mi nombre (2017). Esta última digna de encomio al ser firmada por un nombre consagrado como el de Fernando Gaitán.


Se han equivocado y les ha faltado constancia, pero en su palmarés reúnen importantes éxitos y un prestigio como factoría de telenovelas con estilo único, lo que no cualquiera. Uno de ellos tiene el Récord Guiness mundial en cantidad de versiones producidas (Yo soy Betty, la fea). Como antecedentes del tratamiento de La Ley…, están El Último Matrimonio Feliz (2009) y la adaptación (no es casual) de Grey’s Anathomy (2010), también facturadas por RCN.

Anotando a lo anterior, la materialización de un proyecto como éste es el resultado de un contexto: Colombia, tras la privatización de su televisión a finales de los noventa y extender sus esfuerzos como exportadores relevantes de ficción, tomó la acertada decisión de distinguirse de los peso-pesado de la región: México y Brasil. Imposible para ellos competir en presupuestos y volumen, entonces apostaron por diferenciar sus contenidos. Hoy México, que veía sobre el hombro estos sucesos, debe confrontarlos sin prejuicio.


Ahora, ¿para dónde?
Si comparamos La Ley… con una de las boyantes series españolas de alta factura, la primera sube al ring internacional dignamente, aún y con un presupuesto significativamente inferior, porque además en ésta como hace mucho no se ve, se respira la intensidad latinoamericana de Los ricos también lloran (1979), Kassandra (1992) y Café con aroma de mujer (1994), no obstante su regodeo en el look hípster. Eso es un Ad Value para las pantallas de exportación.

Otro comparativo a considerar: el canal RCN viene de un pronunciado bache debido en parte a erráticas decisiones en su ficción dramática, luego de ser la marca televisiva más querida de los colombianos.

Quizá un desgaste no tan agudizado como el que padecen las mexicanas TV Azteca o particularmente Televisa. Con La Ley… han repuntado, logrado un trending (fuera de los targets habituales) y recuperado, al menos por ahora, el liderazgo y la voluntad de la audiencia, pero una sólo producción no puede cargar con esa responsabilidad que remite a la calidad de las decisiones de los pisos ejecutivos.



Señales para la incertidumbre mexicana
Una producción como La Ley del Corazón no es un destino fijo sino la cristalización de un referente sólido de para dónde navegar. Tampoco es una única vía, evitemos reiterar en ese error. 

Agréguese que Colombia tiene un tope de inversión comercial inferior al de México. Aunado a ello, nuestra condición geopolítica y la conformación natural del mercado hispanoparlante más grande y codiciado del mundo tienen que ver íntima y directamente con la industria mexicana. ¿Qué tiene que pasar para que se tome conciencia y se reaccione determinantemente al respecto?

La respuesta predecible será comprar la biblia para producir la correspondiente versión mexicana, sin contar con el probable requerimiento previo de transmitir el original colombiano en alguna pantalla de TV abierta nacional (ya la emite en TV restringida Telemundo Internacional) y sin considerar el obstáculo intrínseco que representa en la actualidad exportar la versión de un formato en el mismo idioma.


Si esto sucede, resultará contraproducente si esa eventual adaptación no va integrada a una estrategia renovada (y coherente) de imagen, programación y producción que lleve como vanguardia la creación original. Porque entonces aún y con un soporte de éxito probado como éste, tendrá que transitar sobre el campo minado de la percepción pública que sólo ve en las televisoras agotamiento creativo y falta de credibilidad.

Por lo pronto, la dramaturgia colombiana está haciendo fotosíntesis de la ineludible transición a la que se enfrentan los dramáticos en español con el pulso de un proyecto donde por fin hay alma y corazón, lo que tanto se extraña en la ficción latinoamericana, particularmente en la mexicana extraviada en intentos transgénicos.


Imágenes: RCN Televisión e internet.

viernes, 18 de agosto de 2017

Las tierras salvajes de la televisión mexicana



LAS TIERRAS SALVAJES DE LA TELEVISIÓN MEXICANA

¿Cómo emitir luces de certidumbre con lo que está en pantalla?

Daniel Lares Muñoz


La producción de ficción vive tiempos de tierras salvajes en la televisión mexicana. Como corolario se impone En Tierras Salvajes (Televisa, 2017), producción que aglutina todas las inconsistencias aleccionadoras que una industria y una cadena con esa tradición no deberían admitir a casi sesenta años de producir telenovelas.

Se insiste en la petulancia naif de que es “serie” y no telenovela. Si esto se tuviera en claro, un título como Mi marido tiene familia, ficción que funge como pivote y mantenimiento a nivel de programación en Las Estrellas, podría estar registrando mejores números de los que reporta al aire, pero se ve constreñida por el comportamiento de las producciones que la enmarcan (la referida y La Piloto). Que conste que no mencionamos los resultados en otras plataformas.


La calidad visual: la transición que no transita
Ver el look visual en full HD de “En Tierras Salvajes”, grabada en formato 4K, es como si transfiriéramos en automático un viejo video home mexicano de finales de los 80’s a cinta de 70mm y lo visionáramos en pantalla IMAX y 3D. Cualquiera de sus inconsistencias se sobreexpone sin remedio. Desde la primitiva realización de su entrada, tolerable todavía en un título como Dos mujeres un camino (Televisa, 1992), pasando por las diferencias brutales entre los interiores de foro y las locaciones conllevan a cuestionar si la ola de despidos en San Ángel también ha arrasado con la totalidad del personal de control de calidad.


El casting y las tierras salvajes de la dirección
La ausencia de regiduría en la dirección de actores no acierta ni siquiera a demandar la corrección en la neutralización de acentos que exige la historia, ya no digamos en los tonos de interpretación. Los hermanos Otero y los empleados del aserradero rural, en teoría mexicanos, son una ensalada inverosímil más parecida a una plática de receso de la OEA que a lo que demanda su contexto dramático.

El casting no sólo distrae por lo errático en lo fundamental: perfiles que no encajan, estrellas que no brillan (menos en el papel de siempre) y persistir en privilegiar la facha sobre la capacidad histriónica. Advertimos el mercado al que está dirigida está producción, pero aún no se entiende que en esto el orden los factores sí altera el producto ¿qué debe ser primero, productores y directores de casting? Revísense los títulos que más trending están teniendo en el mercado mundial, no sólo en Estados Unidos: actores, actores y luego lo demás.



La dramaturgia: un principio de eslabón muy oxidado
No podemos eludir el principal problema de esta producción (que es el de la industria en su conjunto): el menoscabo a la quintaescencia creativa y su proceso, imposible por consecuencia generar una buena dramaturgia, no hay manera. El desarrollo de En Tierras Salvajes, no alcanza más que aportar conflictos construidos como castillo de naipes, diálogos y biografías de personajes encorsetados en los asfixiantes clichés de siempre.


Habría que añadir otro factor: el productor Salvador Mejía, pretendiendo evitarse riesgos, acude a los ahora célebres (y talentosos) autores Ramón Campos y Gemma R. Neira (Velvet) para comprarles un argumento y venderlo como un “original” (Oh, esa palabra tan inquietante). Argumento que, de tan formulado, se pulveriza en la instantaneidad de las redes sociales al cruzar comparaciones con largometrajes como Leyendas de pasión (1995).

Detengámonos en este punto, por favor. ¿De dónde vienen los actuales fundadores de la productora Bambú? De Galicia, el interior de España. En aquella nación a diferencia de en México, hubieron en su momento broadcasters nacionales, verbigracia Antena 3, que les abrieron las puertas a los entonces noveles escritores y les permitieron hacer kilometraje, mostrar talento y hacerse de un nombre. Hoy, claro, son autores (y productores) reconocidos a los que acuden marcas de proyección mundial como Netflix a quien le han producido el primer proyecto original español para esa plataforma (Las chicas del cable, 2017). ¿Se puede entender esa lección?


¿Por qué insistir en lo que abiertamente ya no funciona?
Ante la recurrencia, sería oportuno un auténtico acto de contrición de parte de la televisión mexicana y una decidida vocación pragmática para enmendar el camino. Porque el despido masivo de su personal no está propiciando una depuración en estricto término. Más bien parece estar socavando endogámicamente la industria, desproveyéndole del talento que sí es capaz y que trae un know how importante y tampoco se decide a abrir las puertas al nuevo talento para cobijarlo con la expertise y la certidumbre que requiere un medio como éste para hacer carrera y generar los resultados esperados.

Frente de sí se presenta una sorda vaciante en la costa y las aves han anunciado su huida pero lejos de reaccionar, la televisión mexicana espera inadvertida y tendida en un camastro un próximo maremoto. Así parece anticiparlo los adelantos en la forma en la que irremediablemente abordarán los remakes de Esmeralda (Delia Fiallo) y Mirada de Mujer (Bernardo Romero).


Leamos el marco histórico de Mirada de Mujer: un remake del remake (hay una versión de Telemundo después del clásico Azteca-Argos) de una televisora que en 1998 se conocía como productora de telenovelas y cuya realización marcó un hito en la televisión mexicana no sólo por cimbrar al otrora imbatible prime-time del canal 2 sino por evidenciar la obsolescencia (¡hace 20 años!) de la firma más importante del continente en el género. Televisa, inexplicablemente, busca emplear como tabla de salvación esa leyenda pero persistiendo con el tratamiento de siempre. Ahí tienen el espejo del fallido remake de Nada Personal (TV Azteca, 2017).

La televisión mexicana camina por áridas tierras salvajes y todas las señales indican que lo está haciendo, consciente o inconscientemente, guiada por palos de ciegos.

jueves, 27 de abril de 2017

De la elección a la televisión



DE LA ELECCIÓN A LA TELEVISIÓN

¿Qué nos dicen las actuales preferencias de la elección del EdoMex respecto de los resultados de la programación de la televisión abierta en México?

 Daniel Lares Muñoz


A simple lectura podría parecer un ejercicio ocioso. Sin embargo, si atendemos a la sustitución equiparable de las variables de cada sector (el político y la televisión) es posible obtener información que nos permita entender (acaso atender) lo que la audiencia está demandando ante la caída de los encendidos y la reconfiguración de la industria que tiene en la fragmentación y la multiplataforma entre sus mayores retos.

La encuesta publicada hoy jueves 27 de abril por El Universal se presenta como una premisa idónea considerando que coincide en lo general con la de medios como Reforma, Sin Embargo o SDP, añadiendo que aunque las encuestas no gozan su momento de mayor prestigio, es cierto que siguen siendo una herramienta de primera referencia tanto como los ratings de la televisión que han sido tan cuestionados como las primeras, pero que son EL parámetro.


EQUIPARANDO VARIABLES: QUIÉN ES QUIÉN

Elección
Televisión (abierta)
PRI (alianza PVEM y Nueva Alianza)
Televisa
PAN, PRD, PT
TV Azteca / Imagen TV
Morena
¿?

El PRI: la tradición y Televisa
Porqué la alianza encabezada por el Partido Revolucionario Institucional que representa la variable cualitativa de la tradición, la cansina reiteración a lo de siempre y el oponente a vencer (tras más de 80 años de retener el poder) sigue teniendo un nada despreciable margen del 23 por ciento de preferenias aún y con el documentado desastre en seguridad pública estatal y en corrupción, particularmente en el contexto federal. 

Una respuesta proviene de esos targets duros que no votan por un candidato o la calidad de la propuesta de éste sino por un partido (con una vieja y eficaz estructura electoral) y los beneficios inmediatos, tangibles o intangibles, que obtienen del mismo. 

El PAN, PRD ¿Alternativa real?: Azteca e Imagen
En el caso del PAN que no levanta según los números disponibles, lleva la representación en la imagen de Josefina Vázquez Mota, una inexpresiva ex funcionaria federal en los sexenios de su partido en Los Pinos y ex candidata a la presidencia que frustró su triunfó en buena parte por representar la decepción pública por un cambio no logrado y mimetizarse con el sistema (representado por el PRI) al que debía combatir, vencer y sobreponerse. Hoy por eso se leen en la prensa y redes conceptos como “partidocracia”, “PRIAN”, “PRIANRD”, que incluye al PRD y demás partidos satélites.

Morena y la capitalización del descontento
Apuntalado por el innegable capital político de Andrés Manuel López Obrador, quien ha señalado recientemente a El Universal de servir a intereses contrarios a los que él representa, el partido Movimiento de Regeneración Nacional ha capitalizado a través de Delfina Gómez, el descontento por los referentes que representan esa tradición.

Desde mi punto de vista si contaran con un candidato más sólido en este momento no tendrían 24 puntos sino una ventaja mayor. No obstante, Delfina ostenta un perfil biográfico potencial de una premisa para un buen dramatizado actual. Fama de outsider, hija de albañil, producto de la cultura del esfuerzo que se confronta con un decadente establishment (el infructuoso mexican dream) y con un look que nunca admitirían ni las telenovelas ni las castineras de los comerciales para las marcas importantes, lo que la asemeja ( y empata) al grueso del universo meta.


“Óyelo, puerta, escúchalo tú, ventana”
Equiparando con la programación televisiva, qué mejor ejemplo que la parrilla vespertina del canal principal de México: La Rosa de Guadalupe, Enamorándome de Ramón y Mi Adorable Maldición, promedian mayores niveles de sintonía (HR Rating) que las telenovelas del prime time de su propio canal, Las Estrellas. No se requiere de muchos recursos para deducir que El Bienamado o La doble vida de Estela Carrillo (8 y 9 pm) implican mayor presupuesto que las antes mencionadas y aunque muy soft todavía, sí tienen un tratamiento diferente de las primeras; es decir, más “alternativo” dentro de su contexto aunque insuficientes para ostentarse como tal. En San Ángel deben saberlo.


¿Pues no que el público reclama mejores y diferentes producciones?

La rosa…, es un serial dramatizado que representa un catálogo de clichés ufano de su austeridad cutre. De los más de 20 puntos de rating que registraba hace sólo una década, hoy apenas alcanza los primeros dos dígitos de audiencia, suficientes para seguir siendo líder de su franja a pesar del declive. Mi adorable… y Enamorándome… son telenovelas mejor elaboradas que la primera pero que no representan nada nuevo con respecto a lo que se supone tanto se le critica a la fórmula Televisa

La diferencia no es “política ficción”
Si consideramos todas las variables no sólo cuantitativas sino cualitativas (emocional, de percepción, contexto social y mediático), la base que sostiene ese rating es la de ese 23 por ciento del PRI en esta encuesta del Estado de México. Una base, en el caso de la televisión, anclada en el beneficio de bienes intangibles como la tradición, el hábito, la accesibilidad y gratuidad del contenido y su familiaridad. Audiencias que el internet todavía no cubre. ¿Hay contra-oferta en las otras televisoras de frecuencia abierta con fuerza suficiente para desbancarla? Evidentemente no.

Las otras televisoras han preferido programación “rentable” pero que no genera ningún diferenciador de la primera y por lo tanto tendrán que seguir conformándose con los otros escalones del podio mientras no se atrevan a hacerlo distinto. En el mejor de los casos esta contraprogramación sólo resta rating al primer referente pero jamás les dará el liderazgo ni en audiencia ni en influencia.

La audiencia tradicional de las tres producciones mencionadas no tiene ni en los canales de TV Azteca ni en Imagen TV los incentivos suficientes para animarse a emprender el cambio y, por otra parte, los targets críticos y nómadas seguirán percibiendo en su microcosmos en las redes que los competidores de Televisa son más de lo mismo. O sea, lo que el PAN y el PRD de ahora, acelerando la depreciación del valor de la frecuencia abierta. Con otro factor añadido, la partidocracia no enfrenta directamente el embate de "oferta" extranjera al contrario de la televisión actual a través de las nuevas plataformas.



Otro indicador se puede extraer del por qué a Imagen TV le ha estado yendo mejor programando al aire las súper producciones bíblicas de importación que con sus lanzamientos originales. Dicho contenido que ya no programa Televisa y que evoca a los viejos maratones de Semana Santa del canal 5, apuntan a la tradición, a profundos lazos teológico-emocional-morales y, no menos importante, a la incuestionable calidad de esos títulos (superior a la oferta mexicana ordinaria), lo que puede explicar el fenómeno. ¿Lo están leyendo adecuadamente en los pisos ejecutivos?

Morena, imperfecto, bien o mal, está asumiendo en lo político la estafeta del diferenciador, de la contra oferta. Ya le tocará su oportunidad para demostrar si realmente lo es o resulta en otro partido más de relumbrón como en su momento  resultó para la audiencia TV Azteca en la televisión abierta, antes de la nueva administración.

No descartaría a Televisa, a diferencia del PRI en el plano inmediato político, como el agente que reconstituyéndose pudiera reconquistar su liderazgo e incluso el de nuevas audiencias asumiéndo ella misma la diferenciación. Le será más difícil que sus competidores porque tendrá que sobreponerse precisamente a su propia tradición, aquella de la que hoy se aferra para no acentuar su declive en audiencias. Una medida que le servirá hoy pero no en el futuro próximo. Requerirá de decisiones audaces y coherentes, que hasta ahora sólo se le han visto acaso en su nuevo directorio pero aún no en la pantalla.


Mientras tanto, ¿quién en la televisión se atreverá a ser esa DIFERENCIA? Enorme oportunidad para quien lo haga.

martes, 7 de marzo de 2017

¿Por qué la crisis de la telenovela mexicana? (VII): Contexto y futuro


¿POR QUÉ LA CRISIS DE LA TELENOVELA MEXICANA?

Parte 7 (última)

Daniel Lares Muñoz


CONTEXTO Y FUTURO 
(¿RENOVACIÓN O REVOLUCIÓN?)

¿Se sentará Emilio Azcárraga Jean como televidente habitual a ver “Sueño de Amor” o “La Rosa de Guadalupe”? ¿Lo hará su familia con la regularidad de cualquier familia promedio en México? ¿Harán lo mismo Ricardo Salinas Pliego o Benjamín Salinas Sada con “Rosario Tijeras”? ¿Será “Perseguidos” parte de las conversaciones espontáneas de Olegario Vázquez Aldir con amigos cercanos, más allá del ámbito de negocios?

Las anteriores preguntas no pretenden frivolizar sobre la vida privada de los empresarios mencionados, cabezas de Televisa, Grupo Salinas/TV Azteca y de Grupo Imagen, respectivamente.

Amancio Ortega, el multimillonario dueño de la cadena de ropa Zara, no necesariamente se viste con la ropa que fabrica como probablemente el propio Ricardo Salinas no use una de las Italika que vende en sus tiendas Elektra; quizá y ni le guste el motociclismo. Ello no quiere decir que sus productos carezcan de calidad o no estén al tanto de ésta o de los gustos de sus clientes.

El cuestionamiento se dirige a si como televidentes están satisfechos con lo que ofrecen las pantallas de sus empresas. ¿Lo están? ¿Sus producciones de ficción tratan a sus televidentes como ellos mismos esperarían ser tratados?


CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO

La televisión en México surge al amparo de un partido y un sistema político de carácter aglutinador y monopólico que en las últimas décadas ha profundizado sus fisuras tras la sucesión de varios sismos sociales, económicos y políticos.

La XEW (base y antecedente de Telesistema Mexicano-Televisa) nace en 1930 de la mano del entonces Partido Nacional Revolucionario (antecedente del PRI) en 1929. Su modelo preponderante se inclina por el comercial estadounidense sí por la vecindad geográfica pero también por la real politik conveniente a sus políticos en turno. Pocas bibliografías documentan con tal rigor al respecto como la de Fernández-Paxman [1]. Sugiero leer sobre el sexenio Alemanista.

Las telenovelas mexicanas como los candidatos contemporáneos de los viejos partidos políticos son afectadas por el descrédito público de las instituciones que representan pero mantienen un importante colchón de adeptos que les siguen otorgando un poder relevante aún en medio de la crisis y a pesar de sus haters.

Un factor que les ha permitido sortear estas tempestades es el referente a la tradición pero, atención, no es como el melodrama: imperecedero. Otro asunto inherente es la responsabilidad que cada telenovela (y quienes las producen) y cada candidato tienen de haber contribuido al descrédito de sus ámbitos.



“La telenovela es ella y su circunstancia”
Inspirándonos en el célebre apotegma de Ortega y Gasset, quienes a ultranza atribuyen a la televisión (comercial) y a su reina la telenovela la responsabilidad del analfabetismo funcional en el país, repiten una verdad a medias.

En realidad la TV no ha hecho más que somatizar y responder al contexto que le ha tocado vivir. Lo cual si no la exime de responsabilidad, la pone en su justa dimensión. La telenovela nace en ese cosmos, intenta redimirse pero termina por claudicar y regodearse en éste. Ese es su pecado original.

Por eso para los que elucubran con el momento en que las televisoras tradicionales se extingan para dar paso al medio que por fin produzca el “Mad men” o el “Game of Thrones” mexicano, primero deberían renunciar a su ingenuidad y partir de este antecedente, incluso sobre del contexto comercial.

Para evolucionar, hoy más que nunca es preciso ubicarse, comprender (evitando que la crítica paralice) para poder aprovechar la coyuntura actual y cristalizar la televisión dramática anhelada en beneficio de todos.

("Mad men" [HBO, 2007-2015])

PRENSA Y RELACIONES PÚBLICAS

¿Qué se dice de las telenovelas?
Más allá de las notas referentes a la presentación de una nueva producción (cada vez menos relevante mediáticamente) y la información de cotilleo sobre sus estrellas en la prensa del corazón, ¿qué información genuina encontramos en los medios más importantes o en el trendy de las redes sociales (fuera del nicho de audiencia tradicional) sobre las telenovelas?

¿Están generando buzz de prensa? ¿Se discute sobre el riesgo narrativo y trascendencia de sus historias, del poder de sus actuaciones y la calidad de sus producciones? ¿Repercuten más allá de las secciones de espectáculos?

(Presentación a prensa telenovela "El Bienamado" [2017])

En 1987 tras el capítulo final de “Cuna de Lobos” (1986), “24 horas” con Jacobo Zabludovsky abría su titular con “esta noche terminó Cuna de Lobos”. Al día siguiente los encabezados de la mayoría de los principales diarios referían al suceso. Carlos Monsiváis, el cronista de la alta cultura mexicana, le dedicaba un favorable artículo en Proceso [2], la revista asiduamente crítica de Televisa.

“Las teleseries (anglosajonas) circulan por la red a dos niveles simultáneos: el de consumo y la interpretación. Ambos confluyen en un tercer nivel posterior, el de la reescritura. Las audiencias de las teleseries son especialmente interactivas”. [3]

Considerando la escala de Carrión, el grueso de la producción mexicana ni siquiera ha podido superar el primer nivel y muy poca ha trascendido al segundo. Para que la telenovela tenga hoy impacto relevante, debe aspirar a contenidos que permitan lograr la reescritura. Lo que sólo se logra con base en la calidad del contenido, la potencia del soporte (plataformas) y un contexto que lo posibilita. La telenovela debe asumir un rol de representación de su audiencia desde la cercanía y no más desde la imposición.

El monopolio no puede convivir con la interactividad porque ésta requiere de una relación de pares. Hoy el televidente ya es y se asume como agente de poder.



La telenovela como fuente de investigación formal
Salvo Roberto Rondero, Álvaro Cueva, Alfredo Gudinni y alguno que otro periodista así como websites emergentes como La Hora de la Novela, pocos son los autores y medios que llevan al plano de la investigación y la opinión formal a la telenovela nacional a la prensa o el medio editorial. Caso contrario la cinematografía mexicana y ni qué decir del cine y la serie anglosajona. Sólo basta con llegar a un extraordinario trabajo en nuestro idioma como el de Jorge Carrión en “Teleshakespeare”.

En México, son verdaderamente excepcionales publicaciones como “Crónicas de Pasión” [4] que ofrecen los pormenores profesionales de una producción, verbigracia la telenovela “Pasión” (2007), con rigor documental y de la mano de una presentación accesible para llegar tanto al público mainstream como al especializado. Son iniciativas aisladas, no vocación de la industria.


En Sudamérica se encuentran más publicaciones o documentales al respecto como los de Carolina Acosta, Jesús Martín Barbero u Omar Rincón que arrojan luz. Si alguien quiere acercarse a la técnica de escritura de la telenovela, la publicación más accesible es el “Taller práctico de escritura de telenovela” [5] del chileno José Ignacio Valenzuela (“La casa de  al lado”, 2012). No he encontrado ninguna publicación mexicana semejante.

No es público el destino de los estudios realizados por especialistas como Miguel Sabido al respecto de las telenovelas didácticas (“entretenimiento con un beneficio social comprobado”) o entertainment education para Televisa. Una fuente que alumbraría a quienes hoy nos dedicamos a ello. ¿Cómo innovar (y rectificar) si se desconoce la herencia pasada y las causas del presente?

(Documental "Mas que amor es un sufrir: una mirada sobre
 la telenovela latinoamericana" [JL Colás, Arg-Ven-Bra, 2012] 4x48')


La civilización del espectáculo y la fiebre de la frivolización
En “La civilización del espectáculo” [6], Mario Vargas Llosa nos advierte con agudeza sobre preponderar en la tabla de valores al entretenimiento superfluo:

“Este ideal de vida es perfectamente legítimo, sin duda. Sólo un puritano fanático podría reprochar a los miembros de una sociedad que quieran dar solaz, esparcimiento, humor y diversión a unas vidas encuadradas por lo general en rutinas deprimentes y a veces embrutecedoras. Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias a veces inesperadas. Entre ellas la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad, y, en el campo específico de la información, la proliferación del periodismo irresponsable, el que se alimenta de la chismografía y el escándalo”.

Aunado a sus generalmente vacuos contenidos, la industria nacional permitió que publicaciones del corazón moldearan y definieran la opinión pública respecto a la telenovela y consecuentemente la degradaran con sus cada vez más difuminados criterios periodísticos y decadentes prácticas de voracidad comercial.

Entiendo que dichas publicaciones formen parte de un sistema periférico y cumplan una función; pero al convertirse en las únicas referencias informativas regulares del género y, además, cada vez más agresivas e invasivas con el talento, enfatizando lo peor de éste y no su virtud creativa, flaco favor le han hecho a la telenovela.



¿Cómo esperan que la audiencia responda frente a una oferta extranjera cada vez más sofisticada y familiar cuyas legiones de fans (de influencia mundial gracias al ciber-espacio) tratan a esos contenidos como auténticos fenómenos de culto?


El Premio TVyNovelas (similares y conexos), el síntoma de la enfermedad
Si como asegura Gabriel Zaid, “los premios pueden ser creadores: aportan una perspectiva inédita en la recepción de la obra (…) Lo que está en juego es más importante que el dinero: la orientación de la opinión pública” [7], premios como los TVyNovelas (primera referencia del género), exigen un serio replanteamiento.

Hoy se reducen a un certamen corporativo con cámaras que se transmite al exterior para comercializar. Lo llamativo es observar qué premian, más allá de la discutible etiqueta de lo “popular”. ¿Premian la virtud del talento creativo? ¿Los premiados son trabajos ejemplares (acaso inspiradores) que animan a todo el talento que habrá de generar las producciones venideras?

¿Los premios se traducen en mayor audiencia, mejores ventas para sus producciones participantes y mejores condiciones laborales para el talento premiado? ¿Funcionan a Televisa Internacional como atractivo de valor para ventas en sus catálogos de exportación? ¿Tienen relevancia en Estados Unidos en el mercado de Univisión? ¿He mencionado prestigio?

¿Los ganadores resisten el filtro de un Emmy Internacional? ¿Qué le dicen estas designaciones a las diferentes audiencias? Si una industria creativa de comunicación no advierte estos discursos subrepticios (los más poderosos), entonces hay graves problemas de fondo.

“Cuando no hay reseñas, antologías, editores, ni premios en los cuales se pueda creer, pierde la sociedad: se vuelve menos”.

Por otro lado, un premio que tenga por objetivo reconocer y promover lo mejor de una industria líder (y que se asume como tal) no se encierra a una factoría en una época de interconectividad; busca trascender para nutrirse de todo lo demás.

Cuando me refiero a lo anterior, no sólo englobo a TODA la producción nacional sino también a la extranjera que llega a nuestras pantallas y siembra su influencia en mayor o menor medida. Por algo el Oscar (AMPAS), El BAFTA y los Golden Globes contemplan la respetada categoría de “Mejor Película Extranjera”.



LA TELENOVELA Y LA SERIE: SU PRESENTE Y FUTURO

Es difícil anticipar el futuro y poco responsable emitir sentencias sobre ello. Pero, como lo hicieron los más notables fundadores de la televisión, el panorama conjunto y sus microcosmos permiten interpretar señales sobre el rumbo.

La telenovela no será sustituida, al menos en el mediano plazo. En primera razón por costos. Un capítulo de telenovela en México oscila entre los 50 y 80 mil dólares en promedio y un serial requiere de una inversión mínima de entre 110 y 200 mil dólares.

La producción original tiene mayor efecto comercial sobre los enlatados de importación pero en México (y América Latina) se requieren llenar parrillas completas y asegurar la atención de audiencias en un mercado que cada vez las fragmenta más.

Con otra condicionante, gracias a los paupérrimos resultados económicos de los últimos gobiernos, el pastel publicitario mexicano no sólo no ha crecido sino que cada vez se pulveriza más con los nuevos jugadores de las diferentes plataformas. Recordemos el paradigma de oro: costos se recuperan en el mercado nacional.

Una telenovela posicionada ofrece una audiencia regular de lunes a viernes por varios meses, al contrario de un serial de emisión semanal. Naturalmente ello impacta en las cotizaciones de las exportaciones. Una telenovela seguirá siendo más atractiva y accesible que un serial para televisiones de países en vías de desarrollo (mayoría). Hasta que la condición de éstos cambie sustancialmente.

("La doble vida de Estela Carrillo" [2017]: telenovelas de transición)

Señales de la propia historia
Si observamos las épocas climáticas de celebridad mundial de las actrices más icónicas: Verónica Castro (“Los ricos también lloran”, 1979), Lucía Méndez (“Colorina”, 1980) y Thalía (“Marimar”, 1994), a la telenovela mexicana le tomó unos veinte años sostenidos llegar a esa posición. Mismo caso si observamos los datos y curva de desarrollo del serial estadounidense.

Sin embargo en 2015, La Nación reportaba que “las exportaciones de programas de TV le reportaron a Turquía en 2005 ingresos de apenas 100.000 dólares. En 2015, esa cifra llegó a 250 millones de dólares” [8]. Ese año The Hollywood Reporter colocó a la nación turca en el segundo lugar global de exportaciones de formatos y producciones originales para televisión sólo después de Estados Unidos. En sólo diez años.

Quién iba a decir que la producción de un país tan lejano como el de los turcos ingresaría en 2014 con un título en calidad SD producido en 2006-2009 (“Las Mil y una noches”, Kanal D) vía Mega TV en Chile y en medio de una coyuntura [6] para extenderse por toda América Latina, al grado de disputarle el prime time regional al latifundismo mexicano. No olvidemos que México logró entrar a Rusia en 1992 con una producción de 1979 (“Los ricos...”) tras la caída de la Unión Soviética y ante la resistencia de los rusos a comprar contenido estadounidense.

La telenovela e industria de ficción audiovisual mexicana no superará el rezago si insiste en cambiar sólo la forma y no atajar el fondo.



¿La serie vs la telenovela?
México tiene que entender que no será más (ni debe ser) la telenovela la única oferta dramatizada en su parrilla nacional y en su catálogo internacional. La telenovela ahora deberá compartir su monopolio y convivir con otros géneros dramáticos como el serial de tipo anglosajón, el que para lograr mayor impacto deberá pasar por un proceso de profunda tropicalización: echar raíz para adoptarla en todas sus formas.

Creer que la producción de series en sí misma es la solución al problema de la crisis de la ficción dramatizada en México, es pecar de ingenuos. Menos con el espejismo de la hibridación de la súper-serie.

Quien insista en hacer copia calca del serial tal y como lo vemos en Estados Unidos o Inglaterra, aumentará sus posibilidades de fracaso. Ya lo vemos en pantalla. Peor aún si lo pretende hacer con los recursos de una telenovela actual; sus resultados con todo e imagen 4K terminan en un lastimoso look alike más cercano al viejo video home que a lo que de inicio pretenden.

Al riesgo (creativo) mejor de amigo
En esta industria tenemos que entender que si nadie tiene el santo grial del éxito, lo viable es reducir las posibilidades de fracaso sin obstaculizar la indispensable libertad creativa que sin duda ha de implicar riesgo. Para eso hay que contar con una estructura; la tenemos (como pocas industrias) pero urge renovarla. Ya sabemos a dónde nos lleva enemistarnos con el riesgo ¡No lo repitamos!

La estructura debe tener muy claro 
al servicio de qué está.

Al riesgo más nos vale, por lo ineludible, abrazarlo que temerle. Incluso el riesgo y arrojo creativo es un valor agregado frente a la audiencia que bien comunicado, lo pondera al momento de la elección y si a eso se le añade la certidumbre de un sistema estructurado y oxigenado, es Hollywood.

¿No fue México llamado alguna vez “el Hollywood de las telenovelas”?

(Foro 9 de Televisa San Ángel. Foto: Stefan Ruiz)

Convención táctica y genuina
Por otra parte, requerimos de un acuerdo común. La tecnocracia televisiva debe re concebir su entendimiento respecto a la libertad y autenticidad del proceso creativo para escritores, el talento artístico y producción, y éstos a su vez deben entender que como toda industria, requiere cumplir metas de eficiencia y eficacia en sus recursos y resultados. No puede estar sujeta ni a la indiferencia de unos ni a las frivolidades de otros porque perjudican al conjunto.

Encontrar el punto de equilibrio es el gran reto para tener una nueva estructura orgánica nutrida y una maquinaria aceitada. Dado su denominación de origen (industria creativa) en lo personal, me inclino por re-concebir a esta industria más como un ecosistema orgánico para regenerar la imagen implantada durante la era industrial del siglo XX de un frío galerón lleno de máquinas automatizadas.

La creación sentí-pensante es facultad exclusivamente humana. Requerimos de ambientes propicios que detonen esa inventiva y su desarrollo.

(Estudios de Azteca Novelas en Ciudad de México) 

Oportunidad inmejorable
México sigue teniendo una oportunidad inmejorable para refrendar un liderazgo en América Latina y el mercado en español. Una condición geopolítica y demográfica que nos otorga la excepción para acometerlo.

La reciente alianza Televisa-Univisión en sus contenidos de ficción y entretenimiento es una muestra de ello, y las que ya operan como las de NBC-Universal/Telemundo y la presencia de las más importantes productoras del sector en Ciudad de México así lo señalan.

El liderazgo en otros mercados del mundo dependerá mucho del calado y visión con que los líderes conduzcan la reconfiguración de la industria. En qué tanto se atrevan a renovar y a apuntalar. Si no lo hacen, industrias otrora impensables como la coreana o la turca (o alguna otra aún indetectable) pueden causar fulminantes estragos.

El monopolio: lo pasado, pasado
México y sus televisoras están entendiendo que ya no pueden ni deben ir solos, ¿Quién puede hacerlo frente a un gigante como Netflix que invierte por sí mismo 6 mil millones de dólares en contenido original [9] de alta calidad y con alcance mundial inmediato sin igual y  a su vez con una regionalización exitosa?

Para poner la cifra en proporción, representa 10 veces el pastel publicitario total de Colombia, casi 1.5 veces el de México y el total del brasileño. Recordemos que la regla dorada en producción de ficción dramatizada en TV abierta en América Latina es que la inversión es proporcional al gasto publicitario de cada país.

 (La súper producción de Netflix "The Crown" [2016]: 15 millones USD por episodio)

CONCLUSIÓN SÉPTIMA (Y ÚLTIMA) PARTE

El paradigma de controlar todo bajo el techo patriarcal del monopolio se ha roto, pero esa es sólo la forma. El fondo se asienta fundamentalmente en nuestra capacidad humana de creación. La burocracia e inteligencia ejecutiva inmersa en su afán por multiplicar y cuantificar las utilidades del negocio debe, por su propio éxito, atender mandamientos imprescindibles:

Decálogo para una nueva industria (ficción dramática TV)
1.    Sobreponer y procurar el valor creativo en todas las áreas.
2.    Conciliar la creatividad con los criterios de rentabilidad.
3.    La historia original como vanguardia sine qua non de la oferta.
4.    Representar a la sociedad y sus cambios con autenticidad y oportunidad.
5.    Diversificar oferta de dramáticos (no sólo telenovelas).
6.    Producir contenidos plurales de alto valor simbólico (incluida la telenovela).
7.    Exigir calidad equilibrando retribución justa al talento.
8.    Innovar las formas en función de los contenidos.
9.    Renovar y flexibilizar el modelo de producción.
10. Respetar a la audiencia.


Las audiencias se pueden medir; el proceso creativo, tecnificar pero no la creación en sí misma. Todo ello implica una mística natural especial, más allá de cualquier superchería. Estas máximas no pueden comprarse pero sí en cambio fomentar las condiciones excepcionales para lograr resultados excepcionales que reconviertan a la de México en una industria de creación excepcional y sin parangón.

Luis Antonio Espino en Letras Libres ha sellado su análisis del discurso del empresario Carlos Slim (con fuertes intereses en telecomunicaciones) a propósito de las decisiones del polémico inquilino de la Casa Banca (de Washington) con: “Hagamos a México Grandioso de Nuevo. Parece que la nostalgia es la nueva visión de futuro” [10]. Sentencia de oportuna recordación.

La televisión sin embargo no puede volver al pasado ni dejarse arrastrar por el reproche nostálgico de un sector de la audiencia cuando en realidad lo que se demanda se origina en la obsolescencia de muchas de las prácticas y decisiones de la actualidad.

Retomemos lo mejor del pasado para no reincidir en errores, anclarnos en los éxitos y solventar un nuevo emprendimiento frente a los retos de nuestro propio tiempo.

Renovar, innovar, crear o morir. ¿Revolución?


REFERENCIAS:
1.     Fernández, Claudia y Paxman, Andrew, El Tigre Azcárraga y su imperio Televisa, editorial Grijalbo, 2000.
2.     http://www.proceso.com.mx/146330/catalina-creel-para-presidente
3.     Carrión, Jorge, Teleshakespeare: las series en serio, editorial Tintable, 2015.
4.     TVyNovelas presenta: Crónicas de Pasión, editorial Televisa, 2008.
5.     Valenzuela, José Ignacio, Taller práctico de escritura de telenovela, editorial Punto de Lectura, 2012.
6.     Vargas Llosa, Mario, La civilización del espectáculo, editorial Alfaguara, 2012.
7.     Zaid, Gabriel, Dinero para la cultura, editorial Debate, 2014